Cuando la lluvia cae, a su paso disuelve el dióxido de carbono presente en el aire, y debido a esto, la lluvia siempre es ligeramente ácida. Por otro lado, el suelo y las rocas presentes en el suelo, son ricas en sales y minerales.
Cuando la lluvia, que es ácida, cae sobre el suelo y las rocas, los erosiona y disuelve las sales y minerales presentes en estos. Luego, el agua con sales y minerales disueltos, fluye hacia el mar a través de los ríos, y es por esto que el mar es salado.
Dentro de estos elementos disueltos en el agua del mar, los más comunes son el cloro y el sodio, que juntos forman el cloruro de sodio, que es la misma sal común que utilizamos para nuestra alimentación.
La salinidad promedio del agua del mar es del 3,5%. Esto quiere decir que, de cada 100 gramos del agua del mar, 3,5 son de sales. De hecho, uno de los procesos más comunes para la obtención de sal de cocina, consiste en almacenar agua de mar y dejar que el sol la evapore, dejando las sales. Esta es la sal que se conoce como sal marina.